
Navidad, salud y excesos
El mes de Diciembre está marcado por la Navidad. Es un mes de reuniones y celebraciones, casi siempre, alrededor de una mesa. Comidas y cenas de empresa, reencuentros con amigos y festividades navideñas con la familia concentradas en muy pocos días.
En poco más de dos semanas acostumbramos a someternos a una agenda frenética de compromisos que invitan a cometer una serie de excesos contra los que hemos luchado el resto del año. Desplazamos con facilidad los hábitos saludables que regían nuestra rutina hasta este periodo del año.
A menudo acabamos las vacaciones con pesadez, pérdida de apetito e incluso aversión por la comida. Tenemos la sensación de no haber descansado desaprovechando las vacaciones y pronunciamos nuevas promesas de año nuevo que atenúen nuestra culpa por las transgresiones llevadas a cabo.
El mes de diciembre se caracteriza por ingestas copiosas, aumento del consumo de tabaco y alcohol, sedentarismo e inactividad y modificación de los horarios. Nos sometemos a un periodo intenso de excesos que se traducen en riesgos para nuestra salud.
Durante las celebraciones navideñas ingerimos una mayor cantidad de calorías derivadas del mayor número de ingestas, mayor tamaño de las raciones, y mayor aporte calórico de sus contenidos por la elevada proporción de grasas, hidratos de carbono, ácido úrico y alcohol.
Estas fechas, se caracterizan además por la sucesión de comidas, meriendas, cenas y tentempiés encadenados por prohibitivos dulces siempre bien dispuestos sobre la mesa asociados con inactividad y sedentarismo.
Todo ello conduce a la primera consecuencia de Navidad, un aumento de peso que, según diferentes estudios, varía de entre dos a cinco kilos en muy pocos días.
Pero no es tan sólo el incremento de peso corporal lo que nos debe preocupar. La pérdida de control sobre nuestros hábitos saludables afecta también sobre otros parámetros como nuestro nivel de azúcar en sangre, los valores de tensión arterial o determinaciones hepáticas que fácilmente pueden conducirnos a una diabetes, una hipertensión o distintas afecciones hepáticas o cardíacas.
Durante estas festividades son abundantes las visitas a urgencias por indigestión, intoxicaciones o alergias alimentarias, ataques de gota, descompensaciones en pacientes diabéticos, urgencias hipertensivas y en el peor de los casos episodios cardiovasculares graves como la angina de pecho o el infarto de miocardio.
No podemos obviar los riesgos para la salud derivados del consumo de tabaco, alcohol u otras sustancias al volante.
Por todo lo expuesto hasta el momento, es necesario considerar estas fiestas como un periodo en el que continuar con los hábitos saludables. Y es que, podemos aprender a disfrutar de las Navidades aplicando moderación.
Pedro Hermoso Fernández
Activa Mutua – Empresa Saludable